En lo alto de una de estas torres de vigilancia, el teniente Philippe Larrieu nos cuenta su experiencia como uno de los bomberos que ejercía de vigía, sustituido por las cámaras ópticas del sistema ADELIE. Bombero profesional, ahora dirige el centro de emergencias de Roquefort.

En aquella época, los indicios visuales proporcionados por los 40 metros de altura de la torre, la utilización de la línea del horizonte de 20 kilómetros y la alidada fueron las herramientas que permitieron realizar la famosa triangulación y determinar la localización más precisa posible del foco de incendio percibido en la lejanía.

"Éramos el primer eslabón de la cadena. Si llegábamos tarde, la intervención llegaba tarde. Éramos el sistema de alerta temprana".