Inundaciones

Contenido:

  • Definiciones de las inundaciones
  • Naturaleza, causas y efectos de las inundaciones s
  • Medidas de prevención de inundaciones

1 Definición de inundaciones

La inundación es la inmersión temporal de un terreno por agua que normalmente no está sumergido.

una inundación puede tener varios orígenes y ocurrir:

  • cuando se produce una subida excepcional del nivel de la capa freática más cercana al suelo (conocida como nivel freático): dependiendo de la topografía, pueden verse afectadas zonas más o menos extensas, a veces durante largos periodos de tiempo;
  • cuando un curso de agua desborda su cauce habitual (descrito como cauce menor en el caso de un río, cauce en el caso de un torrente), siendo la subida del nivel del agua más o menos rápida en función del tamaño y la pendiente de la cuenca hidrográfica, la naturaleza del suelo, el estado de la cubierta vegetal, etc. La curva que representa la evolución del caudal en función del tiempo en un punto determinado se denomina hidrograma de crecida: las crecidas lentas de los ríos y de los grandes ríos pueden contrastarse con las crecidas rápidas de los ríos torrenciales y, sobre todo, de los torrentes que, además, por su fuerte pendiente, tienen un importante poder erosivo, arrancando los materiales de las montañas antes de depositarlos en su cono torrencial;
  • cuando el agua de lluvia o de deshielo fluye por la superficie de forma desordenada antes de llegar a un vertedero natural o artificial.

A partir de este enfoque tan básico, se puede elaborar una primera tipología de inundaciones:

  • las lentas inundaciones:
  • inundaciones por la subida del nivel freático,
  • las inundaciones de las llanuras;
  • inundaciones repentinas:
  • las crecidas torrenciales de los ríos y torrentes,
  • inundaciones por la escorrentía de las tormentas.

En cuanto a las inundaciones debidas a las aguas pluviales de los sistemas de alcantarillado, su inclusión o no en el fenómeno general conocido como inundación depende de los autores e incluso de la normativa.

En el plano operativo de la previsión de inundaciones y de la preparación para la gestión de crisis, el Ministerio de Medio Ambiente califica de inundaciones repentinas las que se producen en las cuencas hidrográficas cuyo tiempo de respuesta se sitúa entre 2 horas (tiempo por debajo del cual sólo permiten anticiparse dispositivos locales muy específicos) y media docena de horas (tiempo a partir del cual se entra en el campo de la previsión convencional de inundaciones).

A estas inundaciones causadas directa o indirectamente por las lluvias, hay que añadir el caso de la inmersión marina resultante de la subida temporal o permanente del nivel del mar; se trata en una ficha específica.

Volver

2 Naturaleza, causas y efectos de las inundaciones

El riesgo de inundación es el primer riesgo natural en Francia por el número de municipios afectados (casi la mitad de los municipios, en mayor o menor medida, incluidas 300 aglomeraciones), la extensión de las zonas inundables (5% del territorio metropolitano), a la luz del informe sobre la Evaluación Preliminar del Riesgo de Inundación (EPRI) 2011 cuyo objetivo es evaluar los riesgos potenciales de inundaciones extremas, lo que induce luego a la transparencia de las obras hidráulicas), las poblaciones que residen en estas zonas (según el Observatorio del Territorio, el 9% de la población en 2006 para eventos aproximadamente centenarios ; según el EPRI 2011, 16,8 millones de residentes permanentes en la Francia metropolitana y al menos 9 millones de puestos de trabajo), su frecuencia y la magnitud de los daños que causa. En consecuencia, hay muchos tipos de daños, incluyendo las víctimas (muertos, heridos) para las catástrofes más graves y siempre los daños directos o indirectos; además, es la partida más importante de las indemnizaciones por catástrofes naturales (55% del total, por delante del 41% de la sequía).

Algunos fenómenos meteorológicos pueden tener repercusiones especialmente fuertes; a modo de ejemplo, el siguiente informe detalla los daños materiales causados por las inundaciones de diciembre de 2003 en 24 departamentos del gran barrio del sureste de Francia; además del balance humano (7 muertos; 27.000 evacuaciones), a la estimación inicial de 1.092 millones de euros hay que añadir los costes de intervención, los impactos indirectos, etc.

El riesgo de inundaciones está directamente relacionado con las precipitaciones: las tormentas de verano, que provocan lluvias violentas y localizadas; las perturbaciones tormentosas de otoño, sobre todo en el litoral mediterráneo, pero cuyos efectos pueden sentirse en toda la mitad sur del país; las precipitaciones oceánicas, que provocan inundaciones en invierno y primavera, sobre todo en el norte y el oeste de Francia; el deshielo repentino, que a veces tiene un papel amplificador, sobre todo si se producen lluvias prolongadas e intensas. Las cuencas hidrográficas, dependiendo de su tamaño, pueden responder con inundaciones de diversos tipos según la intensidad, la duración y la distribución de estas precipitaciones.

El riesgo puede ampliarse en función de la pendiente de la cuenca y de su cubierta vegetal, que aceleran o frenan la escorrentía, en función de las capacidades de absorción e infiltración del suelo (que a su vez alimenta las aguas subterráneas) y, sobre todo, en función de la acción del hombre, que modifica las condiciones de escorrentía... o se instala en zonas especialmente vulnerables.

Los fenómenos específicos, a menudo difíciles de predecir, también pueden aumentar en gran medida el nivel de riesgo a nivel local, ya sean naturales (por ejemplo, la ruptura de un glaciar) o provocados por el hombre (por ejemplo, la ruptura de diques, etc.).

2.1 Inundaciones por afloramiento

Acompañar la puesta a disposición, en un sitio específico, de mapas de la subida del mantel por comuna (ver § 3.1), el Bureau de recherches géologiques et minières (BRGM) ofrece una presentación muy completa del fenómeno y de sus causas, de las principales consecuencias para los edificios y las infraestructuras, y de las precauciones que hay que tomar en las zonas a priori sensibles; también ofrece una tipología de las inundaciones correspondientes y analiza el comportamiento de los dos tipos principales de acuíferos, es decir, los acuíferos de las formaciones sedimentarias y los acuíferos contenidos en las grietas y fracturas de las rocas duras del subsuelo.

2.2 Inundaciones en tierras bajas

Los ríos de las tierras bajas están sujetos a crecidas lentas, lo que suele permitir avisar de las inundaciones y evacuar a las personas en riesgo. Sin embargo, la seguridad de las personas se ve a veces comprometida, la mayoría de las veces por el incumplimiento de las instrucciones o por el desconocimiento del riesgo, en particular el inducido por la velocidad en las llamadas zonas de flujo (se estima, por ejemplo, que para un niño el límite de movimiento es de 50 cm de agua o una velocidad de corriente inferior a 50 cm/s).

Teniendo en cuenta las zonas afectadas, estas inundaciones suelen tener consecuencias económicas muy graves, sobre todo porque las inundaciones pueden durar varios días o incluso semanas, provocando daños considerables en los bienes, importantes trastornos en las actividades, trastornos sanitarios y, a veces, graves daños psicológicos.

Durante una crecida, cualquier curso de agua puede abandonar su lecho ordinario (o menor), cuya capacidad se limita generalmente a caudales de crecida de período de retorno del orden de 1 a 5 años, para ocupar todo o parte del lecho mayor en el fondo del valle, que constituye una llamada zona de expansión y contribuye, por su capacidad de almacenamiento de agua, a una cierta laminación de los caudales para el curso inferior. Cuando las aguas más altas se retiran, dejan rastros, denominados correas de inundación: marcas en las paredes, residuos colgados en las ramas, etc.

Volver

2.3 Inundaciones torrenciales

Además de la distinción basada en la dinámica de las inundaciones (tiempo entre las precipitaciones y la subida del nivel del agua), lo que diferencia las inundaciones torrenciales de las inundaciones de los ríos de llanura -que suelen denominarse inundaciones "líquidas"- es la carga sólida gruesa que acompaña a los flujos y que agrava considerablemente su impacto sobre las personas y los bienes expuestos.

A medida que la pendiente se hace más pronunciada, los flujos se cargan cada vez más:

  • en primer lugar con un desplazamiento de los materiales (de unos pocos mm a unas decenas de centímetros) por movimientos de rodadura, deslizamiento sobre el fondo o por una sucesión de pequeños saltos ;
  • movimientos ya más masivos en el caso de los llamados flujos hiperconcentrados;
  • Por último, en el caso de materiales sueltos abundantes y pendientes pronunciadas (generalmente superiores al 30% en la zona de arranque), la lava torrencial fluye en ráfagas sucesivas y transporta materiales de gran tamaño de grano que van desde las arcillas hasta los bloques de tamaño métrico; su alta densidad, que puede acercarse a 2, los hace capaces de transportar grandes bloques en casi flotación.

Tipos de ríos, mecanismos de transporte de sólidos y tipos de inundaciones / L. Besson y M. Meunier 1995

Mientras que los materiales finos transportados por suspensión no suelen ser muy perjudiciales, no se puede decir lo mismo de los sedimentos transportados por acarreo o por flujos de lava torrenciales, que también pueden provocar la hinchazón del lecho y el posterior vagabundeo u obstruir el curso del río aguas abajo; además, los flujos tienen una importante capacidad erosiva, provocando la socavación y los deslizamientos de las orillas (o incluso de los taludes).

Por último, el transporte de madera y escombros diversos por flotación puede agravar considerablemente las consecuencias de las crecidas torrenciales al obstruir los cauces o las estructuras, especialmente las de cruce, y provocar su deriva hacia zonas inusuales. Los diques formados por la acumulación de materiales flotantes (atascos de hielo) son siempre susceptibles de romperse y provocar flujos de escombros devastadores aguas abajo, que son difíciles de predecir.

Torrente del Manival en el valle de Grésivaudan (vertiente oriental del macizo de la Chartreuse) © S. Gominet

Los torrentes se sitúan en la cabecera de la cuenca, donde las pendientes son más pronunciadas (>6%): con caudales muy irregulares, a menudo intermitentes, la reacción de un torrente a las precipitaciones varía en función de la intensidad, la duración y el momento de las mismas, de la naturaleza geológica y de la sensibilidad a la erosión de los terrenos atravesados y del estado de la cubierta vegetal o forestal de la cuenca. El material transportado se acumula en el cono aluvial debido a una reducción repentina de la pendiente y, en ausencia de desarrollo, todo el cono puede ser arrastrado por las sucesivas crecidas.

Inmediatamente aguas abajo, los ríos torrenciales constituyen una categoría intermedia de curso de agua entre los torrentes y los ríos; con pendientes inferiores a las de los torrentes (unos pocos %), pueden seguir siendo sede de flujos hiperconcentrados ; las crecidas rápidas y los desbordamientos repentinos, la socavación intensa y/o las adiciones sólidas pueden observarse tanto en el cauce menor como en el mayor -estos fenómenos opuestos pueden sucederse en la misma sección, durante la misma crecida, y dar lugar a ramificaciones del cauce menor a lo largo del cauce mayor-, la creación de atascos de hielo, especialmente en el caso de estructuras insuficientemente dimensionadas o mal diseñadas.

Obsérvese el caso especial de los ríos torrenciales en su tramo ascendente y de los torrentes cuando sus cuencas son parcialmente glaciares: estos ríos pueden estar sujetos a variaciones bruscas de caudal y de transporte de sólidos en función de los peligros propios de la vida de los glaciares (véase la ficha RN 5: Nieve, aludes y peligros glaciares).

La guía recientemente publicada por el Ministerio de Medio Ambiente en la serie Construire en montagne (véase el apartado 3.6), en particular sus capítulos 1 y 2, explica con más detalle los fenómenos relacionados con las inundaciones torrenciales y sus diferencias con las inundaciones en zonas bajas; los ilustra con numerosos ejemplos, a menudo de catástrofes.

Volver

2.4 Escorrentía pluvial

La escorrentía es un flujo no organizado de agua sobre una cuenca hidrográfica como resultado de las lluvias o de un deshielo repentino. Dura hasta que se encuentra con un río, un alcantarillado o un pantano. De origen natural o/y antropogénico, suele ir acompañada de fenómenos erosivos generalizados o más concentrados (por ejemplo, en forma de flujos de lodo).

El Memento le dedica una hoja informativa, dada la importancia de este riesgo y las posibilidades de actuación a nivel local.

2.5 ¿Y el cambio climático?

El impacto del cambio climático debe evaluarse para los 2 componentes de las inundaciones: el componente de elementos líquidos, por un lado, y el componente de transporte de sólidos, por otro.

En cuanto a las inundaciones recientes, la mayoría de los expertos consideran que el carácter excepcional que se les atribuye con demasiada frecuencia es en realidad el resultado de un desconocimiento de las inundaciones históricas y de una subestimación de los caudales máximos tenidos en cuenta (teniendo en cuenta, por ejemplo, las series hidrológicas, cuando existen, o las series meteorológicas demasiado cortas). El aumento de los daños es esencialmente el resultado del considerable incremento de la vulnerabilidad en las últimas décadas, ya que el posible impacto del cambio climático no puede distinguirse, en general, del intervalo de confianza o margen de incertidumbre que debe acompañar a cualquier determinación del caudal de la crecida.

Las observaciones realizadas a raíz de algunas crecidas de torrentes cuyas cuencas hidrográficas afectan en parte a las alturas, en particular en Suiza y en los Alpes del Norte, sugieren que se han movilizado nuevas fuentes de materiales para aumentar el transporte de sólidos, por ejemplo debido a la desaparición local de los ventisqueros o al inicio del deshielo del permafrost (suelo que permanece permanentemente congelado, aunque la capa superficial puede descongelarse en verano y volver a congelarse durante el período frío).

Una de las dificultades para hacer predicciones para el futuro es que la respuesta de un río a eventos pluviométricos idénticos puede ser muy diferente si las condiciones iniciales difieren: la naturaleza geológica del terreno, el estado de la superficie de las laderas, el estado de la cubierta vegetal, el estado de saturación inicial del suelo, la cantidad de cubierta de nieve, los factores antropogénicos (incluyendo en particular los patrones de uso del suelo) también difieren.

Por otro lado, es más fácil imaginar que los volúmenes que pueden movilizar, principalmente en forma de lava torrencial, o incluso como carga de lecho, los torrentes cuyas cuencas se encuentran en parte en altura, se verán muy probablemente incrementados por la disponibilidad de materiales de tipo morénico, de canchales de ladera, o incluso de materiales resultantes de la posible desestabilización de las laderas debido al deshielo superficial o al derretimiento del permafrost y, según la sensibilidad del suelo, al retroceso de los glaciares.

Volver

3 Medidas de prevención de inundaciones

En un principio, la gobernanza del agua se centraba principalmente en la resolución de conflictos relacionados con el uso del agua y, por tanto, con su buena y justa distribución o libre flujo; poco a poco se han ido añadiendo otros intereses como el valor piscícola del agua, la protección de las poblaciones contra las inundaciones mediante grandes obras, etc.

La política del agua se ha convertido así en una política global que reúne numerosos objetivos con el fin de garantizar una gestión equilibrada y sostenible del recurso (artículo L.211-1 del Código de Medio Ambiente); para ello, se ha establecido una estructuración de la gobernanza, especialmente a nivel de cuencas (con las Agencias del Agua, los Planes Directores de Aprovechamiento y Gestión del Agua (SDAGE), etc.) y de subcuencas (con los Planes de Aprovechamiento y Gestión del Agua (SAGE), etc.) con el fin de implicar a los numerosos actores potenciales en las decisiones y coordinar sus acciones. En este marco general, cada vez más definido a nivel europeo, se inscribe la política de prevención de inundaciones.

La prevención de las inundaciones se basa, como la mayoría de los riesgos, en los acontecimientos y se ha construido esencialmente a partir de las reacciones de las sucesivas catástrofes, que han sido relativamente numerosas en las últimas décadas.

En la actualidad, la aplicación de la directiva europea de 2007 sobre la evaluación y gestión de los riesgos de inundación está en marcha con un plazo final de 2015 (artículos L.566-1 / 13 del Código de Medio Ambiente); además, elaborado tras una amplia consulta a raíz de la tormenta Xynthia del 28/02/2010 (53 muertos) y de las inundaciones de Var del 15/06/2010 (26 muertos y desaparecidos), el plan de inmersión rápida (PSR) ha identificado 4 áreas prioritarias de actuación, a saber: controlar la urbanización en las zonas de alto riesgo; mejorar los sistemas de vigilancia, previsión y alerta; mejorar la fiabilidad de los diques; desarrollar una verdadera cultura del riesgo (en particular, mediante planes de salvaguardia comunales (PCS)).

3.1 Conocimiento de los fenómenos, peligros y problemas relacionados con las inundaciones

La documentación de los acontecimientos pasados, incluidas las inundaciones de carácter histórico, era relativamente dispersa y, por tanto, a veces se ignoraba, salvo en casos especiales (por ejemplo, en el caso de las inundaciones en algunas cuencas de grandes ríos en las que la preocupación es antigua o, en el caso de las inundaciones torrenciales, en los 11 departamentos alpinos y pirenaicos que cuentan con servicios (inter)departamentales de Restauración de Tierras de Montaña (RTM)). Por ello, en el marco de la aplicación de la Directiva sobre Inundaciones, se encargó al Instituto Nacional de Investigación Científica y Tecnológica para el Medio Ambiente y la Agricultura (Irstea, ex Cemagref) la elaboración de una guía metodológica sobre la recopilación de datos históricos y el desarrollo de una base de datos específica sobre inundaciones pasadas.

Además, para la Francia metropolitana, Météo France proporciona en un sitio específico mapas (hasta el nivel departamental) de los eventos pluviométricos más intensos registrados desde 1958, con las estadísticas correspondientes, así como un registro de muchos eventos significativos anteriores. Por su parte, la Caja Central de Reaseguros (CCR) presenta para las inundaciones más significativas una descripción resumida del suceso y un mapa de los municipios afectados con los rangos de costes correspondientes a las indemnizaciones pagadas.

Se ha establecido una visión prospectiva del riesgo de inundación para los fenómenos de inundación que pueden producirse por la subida de las capas freáticas o el desbordamiento de los ríos.

Los atlas de llanuras de inundación (FZA) son documentos de conocimiento que sirven para recordar la existencia y las consecuencias de las inundaciones históricas y presentan las características de peligro de la inundación más alta (inundación de 100 años o inundación histórica); la delimitación de estas zonas inundables se basa en el método denominado "hidrogeomorfológico", que estudia el funcionamiento natural de los cursos de agua analizando la estructura de los valles; las zonas así identificadas son potencialmente inundables, en el estado natural del curso de agua, con intensidades más o menos significativas según el tipo de zona descrita.

Los atlas de zonas inundables, algunos de los cuales son accesibles en el sitio de Cartorisque y casi todos en los sitios de las direcciones regionales de medio ambiente, desarrollo y vivienda (DREAL) o de las prefecturas (direcciones departamentales de los territorios (y del mar) (DDT(M)), debían enriquecerse a medida que evolucionaran los conocimientos. A falta de mapas más elaborados, constituyen unaherramienta de referencia para los servicios del Estado y para las autoridades locales en las distintas tareas de las que son responsables (sacar a la luz, aplicar la ley del suelo, etc.).

Volver

3.2 Seguimiento, previsión, vigilancia y alerta de inundaciones

Se emiten varios boletines de vigilancia sobre las inundaciones a la atención de las prefecturas, los servicios, los cargos electos y el público en general con fines de protección civil:

  • En los grandes ríos identificados por la reglamentación como vigilados por el Estado, el Servicio Central de Apoyo Hidrometeorológico y de Previsión de Inundaciones (SCHAPI) elabora el mapa deprevisión deinundaciones, acompañado de un boletín de información nacional; además, cada uno de los 22 servicios de previsión de inundaciones (SPC) proporciona un mapa más detallado, junto con un boletín de información, del que se puede obtener, en particular, información precisa sobre las observaciones en tiempo real y referencias a las distintas estaciones de medición. Cabe señalar que el SPC no se limita a proporcionar el nivel de vigilancia por tramo de río, es decir, el nivel de riesgo de inundación en las próximas 24 horas; también proporciona previsiones de los cambios en los niveles de agua en las estaciones de referencia durante las inundaciones.
  • El mapa de vigilancia meteorológica abarca todo el territorio y llama la atención sobre la posibilidad de que se produzcan los siguientes fenómenos por departamento:
  • Inundaciones, incluso en ausencia de precipitaciones locales, sobre todo en las zonas atravesadas por los grandes ríos cubiertos por el sistema Vigicrues,
  • Inundación por lluvia, en caso de precipitaciones intensas que se prevé que aporten una cantidad muy grande de agua en un periodo corto de tiempo (de una hora a un día),
  • Lastormentas eléctricas, que reflejan una situación de tormenta generalizada, capaces de generar ráfagas de viento, lluvias intensas (por tanto, inundaciones en pequeñas cuencas) y, a veces, fenómenos de granizo, tromba de agua o tornado (véase la ficha RN1: Tormentas, ciclones, tornados).

Estos diferentes mapas se actualizan al menos dos veces al día con, cuando un departamento se clasifica en naranja o rojo, un procedimiento de seguimiento específico y la distribución de un boletín de vigilancia que describe el fenómeno y proporciona, ante sus previsibles consecuencias, consejos de comportamiento adecuados.

Es a partir del nivel naranja que el prefecto de la zona o del departamento pone en marcha un sistema de alerta para los alcaldes, los Consejos Generales y los servicios operativos.

Esta previsión es poco adecuada para la aplicación de la prevención de las inundaciones en las pequeñas cuencas hidrográficas: En efecto, la vigilancia de las inundaciones sólo concierne a unos 20.000 km de ríos, es decir, sólo a una parte de los ríos que presentan riesgos de inundaciones y crecidas (la longitud total de un río es de unos 500.000 km); a falta de este sistema, la capacidad de anticipar la gestión de las crisis es incierta, siendo el uso del mapa de vigilancia meteorológica a menudo difícil de interpretar, e incluso inadecuado para las crecidas repentinas. Por ello, un cierto número de autoridades locales han puesto en marcha la previsión de riesgos locales, a menudo con el apoyo de proveedores de servicios externos (gestores de la red de alcantarillado, etc.): esta previsión se basa, en particular, en la utilización de datos procedentes de estaciones de medición complementarias (pluviometría, caudal) y de imágenes de radar en tiempo real.

Asimismo, el reciente PSI prevé el refuerzo de las herramientas de vigilancia, previsión y alerta mediante :

  • la introducción progresiva por parte de Météo France, con el apoyo de la red de previsión de inundaciones, de un primer servicio de alerta que señale el carácter excepcional de las precipitaciones intensas acumuladas observadas a nivel subdepartamental ("cadena APIC (alerta de precipitaciones intensas a nivel de municipio)", que, con la red de radares actual, permite que más del 75% de los municipios de la Francia continental se suscriban a este servicio de forma gratuita en un futuro próximo);
  • la renovación y ampliación, en particular para las zonas montañosas que aún carecen de ellas, de las redes de radares hidrometeorológicos y de pluviómetros terrestres, con el fin de cubrir mejor y de forma duradera los territorios especialmente afectados por las escorrentías o las crecidas repentinas (la red de pluviómetros y radares de Météo France se describe en la página web de Extreme Rainfall en el apartado "Nuestro enfoque" (véase el apartado 3.1));
  • consolidación y ampliación de la red supervisada por el Estado para la previsión de inundaciones ;
  • apoyo y cooperación con las autoridades locales que tienen, o desean tener, un sistema de alerta específico, en línea con las redes del CPE;
  • Análisis de viabilidad por parte de la red SCHAPI-SPC en colaboración con Météo France, y luego el despliegue, en colaboración con las autoridades locales y sus posibles proveedores de servicios, de un servicio de alerta sobre la posibilidad de inundaciones repentinas, teniendo en cuenta sus consecuencias hidrológicas.

Volver

3.3 Educación e información preventiva

Además de las acciones generales llevadas a cabo por el Estado sobre una base idéntica con las adaptaciones necesarias a la naturaleza del riesgo, hay muchas acciones llevadas a cabo por organizaciones, especialmente organismos de cuenca, asociaciones nacionales o locales. Entre ellos, el Centro Europeo para la Prevención de Riesgos de Inundación (CEPRI) ha creado una red de intercambio y capitalización de conocimientos para las autoridades locales y realiza o participa en la realización de estudios metodológicos y técnicos sobre la vulnerabilidad de las personas y los bienes al riesgo de inundaciones (lentas) a nivel de un territorio.

Además, la presencia de balizas contra las inundaciones contribuye localmente a la sensibilización y al mantenimiento de la memoria colectiva: el alcalde, con el apoyo de los servicios del Estado, debe, en efecto, en las partes de su municipio expuestas al riesgo de inundación, hacer un inventario de las balizas contra las inundaciones existentes, completar, si es necesario, esta red para tener en cuenta las inundaciones históricas y, finalmente, establecer nuevas balizas tras cualquier nueva inundación excepcional.

3.4 Tener en cuenta los riesgos de inundación en el desarrollo y la planificación urbana

Se requieren dos enfoques diferentes para la inundación lenta y para el peligro de precipitación y socavación/aluvión.

En el primer caso, las características hidráulicas pueden describirse mediante dos o tres parámetros: la altura, la velocidad y, si es necesario, la duración de la inmersión. El experto recurre en gran medida a la modelización basada en las leyes de la hidráulica fluvial (que apenas tiene en cuenta la concentración del caudal durante una crecida).

En el segundo caso, la carga sólida ya no se puede despreciar, dadas las fuertes interacciones entre la fase líquida, la fase sólida y la geometría del lecho. Las especificidades que hay que tener en cuenta son numerosas y tanto la variabilidad de los fenómenos como los niveles de incertidumbre son mucho mayores que antes. Por lo tanto, el experto tendrá un enfoque más naturalista y multicriterio: intentará, en función de los antecedentes, del análisis del lugar y de su predisposición al riesgo, así como, si es necesario, de los resultados de diversos modelos, evaluar tanto los niveles de intensidad previsibles (altura del flujo, tamaño y concentración de sedimentos, socavación, flotación, lava torrencial) como las probabilidades de ocurrencia.

Las distintas guías metodológicas especializadas en los planes de prevención de riesgos de inundación (PPRI) ayudan a comprender cómo, según su naturaleza, cartografiar la peligrosidad y tenerla en cuenta a la hora de elaborar un PPRI; los mismos principios pueden utilizarse para elaborar un plan local de urbanismo (PLU) integrando directamente la peligrosidad o para examinar un expediente de urbanismo en ausencia de cualquier documento normativo o en caso de nuevos datos (sucesos, informes de expertos).

Dado que aún no se ha publicado la guía del PPR sobre las inundaciones torrenciales, se recomienda remitirse a los capítulos 3, 6 y 7 de la guía de la construcción sobre este tema (véase el apartado 3.5).

3.5 Reducción de la vulnerabilidad a nivel de

Si el riesgo previsible de inundaciones torrenciales o de crecidas rápidas (únicos casos de inundación retenidos por el legislador junto con el de inmersión marina) no parece aceptable en lo que respecta a la seguridad de las personas, es aconsejable recurrir a medidas de reubicación por vía amistosa o, en su defecto, por expropiación.

La reducción de la vulnerabilidad de las infraestructuras existentes (edificios, redes, mantenimiento de la actividad) y la adecuada rehabilitación de los barrios dañados por las inundaciones son cuestiones muy importantes a nivel nacional.

Para cualquier proyecto en una zona de riesgo aceptable, los constructores harían bien en familiarizarse con las distintas guías existentes, en particular las publicadas por el Ministerio de Medio Ambiente y por el CEPRI; también podrían completar provechosamente su documentación, en particular en lo que respecta al dimensionamiento estructural, leyendo el folleto de recomendaciones que la Asociación de Compañías Cantonales Suizas de Seguros contra Incendios (VKF/AEAI) pone a disposición de los constructores, de los asegurados y también de las autoridades (suizas) para que puedan tomar precauciones individuales, tanto para los edificios existentes como para los que se van a construir.

3.6 Dispositivos de protección colectiva

Los dispositivos de protección forman parte de políticas más globales, realizadas a nivel de unidades de gestión homogéneas, como las definidas en los programas multiobjetivo como los grandes ríos y los contratos fluviales, en los programas especializados en inundaciones como los Programas de Actuación para la Prevención de Inundaciones (PAPI) o PSR o en los programas RTM.

Las medidas deben diferenciarse según los tipos de inundaciones, teniendo en cuenta, por ejemplo, la naturaleza o la previsibilidad del fenómeno; la normativa suele ser compleja y la financiación variada (Estado, autoridades locales, agencias del agua, etc.).

Además, a la vista de la evolución de los conocimientos o de la normativa, de la experiencia adquirida, etc., nunca se puede excluir el cuestionamiento de la eficacia de un dispositivo de protección.

La estrategia de protección se basa en medidas que pueden ser complementarias, por ejemplo combinando la defensa temporal y la permanente o la ingeniería civil y biológica:

  • La defensa temporal, en particular:
  • restricción o prohibición del tráfico, evacuación de vehículos fuera de la zona de inundación,
  • el refugio de la población, ya sea in situ (en sus lugares de vida o de trabajo) o mediante la evacuación, preferentemente a lugares convenientemente equipados y dotados de servicios,
  • Instalación de dispositivos de protección móviles, a menudo improvisados (sacos de arena, ataguías, paneles, etc.) y a veces especialmente diseñados (pantallas de seguridad de apertura, sistemas de elementos de hormigón o caballetes para levantar diques, etc.).
  • Defensa permanente :
  • protección activa mediante la preservación y el desarrollo de las zonas de expansión de las inundaciones y/o la creación de obras de retención/regulación, mediante obras de revegetación, mediante obras de corrección de la torrencialidad en las laderas, en los barrancos y en los torrentes, mediante la estiba correcta de diversos depósitos y del mobiliario urbano,
  • La protección pasiva cerca de las estacas mediante el desarrollo de lechos, la creación de diques, la creación de playas de depósitos y trampas para los atascos de hielo, la creación de rutas con menos daños, el establecimiento de sistemas de alerta específicos.

Para seguir siendo operativo, todo sistema de defensa permanente debe ser objeto de una estrecha vigilancia periódica y, en caso necesario, de un mantenimiento recomendado. El estado del lecho y las orillas de los arroyos, torrentes, zanjas, desagües, etc., debe ser objeto de una vigilancia especial.

Hasta la fecha, sólo las obras construidas para prevenir las inundaciones y las inmersiones están sujetas a una normativa específica, en función de su peligrosidad potencial estimada en función de sus características (por ejemplo, para los diques elevados y la población protegida - véanse varias referencias más adelante); la ley especifica que el gestor no puede ser considerado responsable de los daños que la obra no haya evitado, siempre que haya sido proyectada, explotada y mantenida de acuerdo con las reglas del arte y en cumplimiento de las obligaciones legales y reglamentarias (artículo L. 568-8-1 del Código de Medio Ambiente).

Volver

3.7 Preparación para situaciones críticas de inundación

La naturaleza y la diversidad de las situaciones a las que se enfrentan las autoridades públicas, los agentes locales y la población pueden comprenderse a partir de la información obtenida en eventos anteriores: en el caso de las catástrofes de gran envergadura, éstas se llevan a cabo a petición del Estado mediante misiones de inspección especializadas (véanse los distintos informes del apéndice); en el caso de eventos más limitados, se llevan a cabo, en su caso, por iniciativa local. Una de las acciones llevadas a cabo en el marco del proyecto europeo Interreg III A Alcotra PRINAT "Creación del Centro de Riesgos Naturales en las Zonas de Montaña" (2003-2007) ha consistido en comparar los puntos de vista de los diferentes actores (autoridades locales, servicios, asociaciones, etc.) que han intervenido en la gestión de las crisis debidas a las inundaciones torrenciales, por lo que ofrece varias lecciones y pistas de reflexión.

Por lo que respecta a los municipios susceptibles de tener que gestionar una situación de crisis, no cabe sino recomendar a los alcaldes afectados que establezcan y mantengan un PCS, sea o no obligatorio: en efecto, la gestión de crisis se prepara fuera de un periodo de crisis, en particular mediante ejercicios de simulación, para poder responder llegado el momento a todos los aspectos de un episodio de este tipo y en todas sus fases.

Además, una atención particular al estado de mantenimiento de los cursos de agua y otras vías de circulación de las aguas, el establecimiento de relaciones periódicas con los gestores de las obras de protección que conciernen al municipio (por ejemplo, diques, obras de la RTM), la participación en el establecimiento, si es necesario, de una previsión local de riesgos, etc., el ejercicio efectivo de sus poderes de policía, en fin, son otras tantas bazas para un alcalde deseoso de limitar las consecuencias de una posible inundación.

Volver

Inundaciones Extracto del MENTO del alcalde Última actualización: 27 de junio de 2012

Jean-Pierre Requillart